miércoles, 18 de agosto de 2010

Como la espuma.

Todo es pasajero, todo es aceptable, o al menos todo termina siéndolo.
Si te dan un abrazo.. te acostumbras a que te abracen, y si después te hacen daño, también te acostumbrarás a que te hagan daño.
Terminarás aceptando todo lo que te pase, puedes luchar contra ello, revelarte, tomar impulso para el contraataque, pero después de todos esos intentos, y toda la energía puesta en ello, casi nunca consigues subir ni palmo del lugar en el que estabas, y después de todo te das cuenta de que no eres como la espuma.. No subes, ni avanzas por muchos esfuerzos que hagas.
Cada uno pertenece a un lugar, a una altura, a un simple sitio en la escala de valores, en la escala de valores de alguien a quien realmente quieres, y eso, por desgracia no se cambia de un día a otro, ni siquiera de un mes a otro, ni de año en año, porque al fin y al cabo esa escala no la controlas tú, y tampoco depende de ti el lugar en que esa persona te tenga colocada..
Si en un estante apartado que ya ni siquiera recuerda, en ese estante que se queda siempre lejos, ese que está viejo, y que ya nadie quiere.. o en una cajita pequeña metida dentro de su corazón y realmente te necesita.

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